La Guardia Civil confirma que circulaba con presencia de cocaína y cannabis en el organismo
La Guardia
Civil ha confirmado, tras el
análisis de laboratorio realizado a la muestra de saliva tomada en el lugar de
los hechos, la presencia de cocaína y cannabis en el organismo del conductor
que colisionó con un ciclomotor a las 01:40 horas del pasado 18 de octubre de
2020 en el km. 54,100 de la carretera A-1100, término municipal de Cantoria y que costó la vida de los dos menores de edad ocupantes del
ciclomotor.
El conductor del turismo identificado como P.A.C.O., de 30 años de
edad, que fue detenido y puesto a disposición judicial, se encuentra
actualmente investigado por dos delitos de homicidio por imprudencia grave y
otro por conducir bajo la influencia de las drogas.
La ultima Memoria de Tráfico del
Instituto Nacional de Toxicología y
Ciencias Forenses de 2019, en referencia a los análisis toxicológicos
efectuados a las víctimas mortales de accidente de tráfico correspondientes a
ese año, revela que sobre una muestra de 558 conductores fallecidos, sometidos
a autopsia, el 45,5% (254) de ellos presentaron resultados positivos en sangre
a drogas y/o alcohol, siendo el 96,1 % varones.
Estos datos revelan la
dimensión del problema de seguridad vial generado por el binomio de consumo de drogas y
conducción, y su incidencia como factor principal de la siniestralidad, otrosí
los efectos negativos que aquellas ejercen sobre las facultades psicofísicas
del conductor necesarias para una conducción segura.
En cuanto a las drogas, el cannabis,
que junto a la cocaína, es la de mayor prevalencia, además de su efecto deshinibidor, tiene
efectos euforizantes, alteraciones de la percepción temporal y espacial,
reducción de la capacidad para realizar actividades coordinadas, pudiendo
llegar a producir efectos dislépticos con alucinaciones e ilusiones,
incompatibles todos ellos con una conducción segura y siendo indiscutible su
relación con los siniestros viales.
Una de las respuestas a esta grave
situación en el tráfico viario es, principalmente,
la concienciación de la sociedad a través de la educación vial en el ámbito
escolar, familiar e incluso sanitario, de que alcohol/drogas y conducción
supone un potencial riesgo para la vida e integridad física de las personas,
pudiendo derivar tal acción en graves responsabilidades administrativas y
penales.