La final confirma que el club ahorrador tiene aún un largo trecho por recorrer en preparación
Muy similar a lo sucedido el fin de semana
anterior, pero esta vez sí había un título en juego. Un buen inicio, seguido de
una caída paulatina de juego a la par que había regularidad del rival, con tres
hombres especialmente en forma, y una desconexión absoluta para poner el choque
muy cuesta arriba en un horrible segundo set. En el tercero, con modificaciones
importantes, vuelta a la vida, pero no lo suficiente para contrarrestar el alto
tono de Jordi Ramón, el MVP, junto a César Martín y Gavenda. Hubo, es cierto,
algún momento clave en el que se podría haber enganchado a la lucha por alargar
el partido al menos un set más, y permitirse soñar con un tie-break, pero no se
aprovechó y se sucumbió ante el saque local, problemas en recepción, anulación
del juego por el centro y fácil lectura del bloqueo local. No hizo falta más
que lo sencillo para que Unicaja Almería se quedase varado en Gran Canaria.
El máximo anotador del encuentro fueron Jordi
Ramón y FilipGavenda, ambos con 15 tantos en su casillero, y el mejor ahorrador
fue Vigil, no solo por sus 11 puntos, sino por ser el que más mantuvo el tipo
incluso en los peores tramos del choque. La estadística fue demoledora, ningún
saque directo, un solo bloqueo, un 51% en la recepción, ello frente a 8 aces
turolenses, tres de César Martín, y 11 bloqueos, 4 de ellos firmados por
Naabert. También fueron mejores recibiendo, sin tampoco llegar a cotas muy
altas, pese a que Unicaja Almería aseguró mucho el saque, no asumió apenas
riesgo. Eso se vio reflejado en los números de distribución, siendo mejor el
cuadro verde cuando llegó la recepción, y mejor el aragonés con negativa y con
el contraataque. Diez errores, puntos regalados, en el tercer set, pusieron la
setencia.
El inicio de partido se produjo con un enorme
respeto entre ambos rivales, un tanteo de la situación que dibujó igualadas y
alternancia en el mando del marcador de unos y de otros, pero como sucediera en
Gran Canaria, durante la semifinal del torneo, a Unicaja se le hizo 'largo'
incluso antes, falta de rodaje aún. Con 3-3 había habido un 'reparto' de todo,
el primer rally lo ganó Teruel (5-4) y con 9-7, después 11-8, error y bajada en
recepción, comenzaron las complicaciones. Más de cabeza, la temida desconexión
llevó a Manolo Berenguel a solicitar tiempo con 17-12. De nada había servido
las dos veces que los ahorradores se habían situado a uno, simplemente con
hacer lo previsto, ya que a la vuelta de la parada Parres hizo un ace por
despiste de la zaga(18-12). Gavenda, el más decisivo de los suyos, junto con Jordi
Ramón, subió el 20-16, hubo otro tiempo verde y con 22-18 Ignacio gritó, más
para sumar de cara al segundo que para discutir el primero (25-19).
Un enorme remate de Colito quiso meter a los
blanquiverdes en el segundo set, que se había comenzado de igual manera gracias
al saque local y al poco daño que se hacía con el propio (4-2). En esa ocasión
el jugador determinante de los naranjas fue Jordi Ramón, haciendo sufrir a
Unicaja Almería hasta el 7-2 con el que se cambió la dirección del juego, dando
pista a Villarreal. Con 8-2 Manolo Berenguel tuvo que, otra vez, detener el
encuentro. Como en el primer set, Parres respondió con un ace y se cometió
error en ataque para un tanteo muy duro (10-2). Apareció un alma de Fornés para
cortar la sangría, pero solo ese instante (13-3). Con un marcador del todo
demoledor, el técnico blanquiverde volvió a intentar rearmar a su equipo, total
y absolutamente deslavazado. Tan solo se pudo maquillar un poco set para
olvidar, uno de los peores momentos vividos en mucho tiempo, con Vigil por el
centro las pocas veces en las que se pudo construir algo (25-13).
La tercera manga se inició con una
modificación importante, con el central asturiano de opuesto, buscando meter
mucha más presión en un bloqueo prácticamente sin vida, salvo algunas bolas
tocadas. Las dos torres de 210 centímetros, por primera vez juntas más los 206
de Fornés. César Martín, en todo caso, recordó que iba a ser muy complicado,
con un ace de inicio, punto igualado por Fran Iribarne, de vuelta a cancha. El
3-1 y el 4-1 fueron dos faltas señalizadas por Bernaola, otra vez sin el pulso.
a sufrir, más con la presión en el saque a la que sometía Jordi Ramón (6-1 y
tiempo muerto). Ignacio Sánchez bloqueó a Ereu el 6-3 y Fran Iribarne 'mató' el
penalti provocado por el saque de Vigil (6-4). El colocador almeriense volvió a
sumar con una finta, ayudando Gavenda con un error de saque (8-6).
El primer punto como opuesto de Vigil fue el 9-7,
encima en un contraataque, pero no aparecía el bloqueo, por falta de un saque
más contundente. Fue él mismo el que puso el primero también en esa faceta del
juego, sin que se fuera capaz de dar, en conjunto, el paso definitivo para
discutir un tanteo más apretado (12-8). Curro Sáez debutó jugando en defensa,
se continuó cometiendo error y ofrendando unos presentes que a Teruel no le
hacían falta (15-10). La reacción quiso llegar con el 18-12, tres puntos
seguidos, Charly Jiménez tirando del carro, pero otro saque tocó pista, en este
caso del gigante estonio Naabert (20-15). Con 21-17 y todo cada vez más cerca
del final, entró al saque Esteban Villarreal, con la misión de meter más presión,
pero se fue a la red. El 24-18 fue otro error al servicio, intentando Vigil dar
riesgo, y la final se cerró con un ataque de Ereu tras otra mala recepción,
allanando el camino a un buen 'rodador' como el conjunto naranja.