Más de una treintena de niños, en su mayoría del plan SYGA, han realizado actividades lúdico-formativas ayudando a la conciliación de la vida familiar y laboral de los padres
Algo más de una treintena de menores con edades comprendidas entre los 3 y 12e años, participan a diario de las actividades de la Escuela de verano que desde mediados de agosto se viene desarrollando en el CEIP Blas Infante. de La Gangosa. Se trata en su mayoría de niños y niñas escolarizados y beneficiarios del Plan SYGA, un programa de Refuerzo de la Alimentación Infantil. a través del cual se proporciona a los menores las tres comidas: desayuno, almuerzo y merienda, con objeto de garantizar una adecuada alimentación.
En este sentido el alcalde de Vícar, Antonio Bonilla, ha señalado que esta escuela de verano "ofrece a estos niños y niñas un espacio lúdico-formativo donde crecer, divertirse, relacionarse y aprender juntos, y donde el servicio de comedor es un aspecto fundamental que pretende garantizar la alimentación de las personas participantes". Los menores acuden de lunes a viernes, al CEIP Blas Infante de 9 a 14 horas, para realizar actividades socioeducativas y de adquisición de hábitos saludables, relativos a la alimentación e higiene, junto a talleres deportivos y culturales, así como de reciclaje y de manualidades donde desarrollan la imaginación y la creatividad.
En las cuatro semanas de funcionamiento, y según ha indicado Antonio Bonilla, esta escuela de verano, coordinada por el equipo ERACIS Vícar y subvencionada con fondos de, las Consejerías de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, y de Educación de la Junta de Andalucía "está cumpliendo con sus objetivos, ya no solo garantizando la cobertura alimentaria de los menores asistentes, sino reforzando sus contenidos curriculares y de ocio y tiempo libre".
Para el desarrollo de esta escuela de verano, que permanecerá activa hasta el próximo día 21, ha sido necesario elaborar un protocolo de seguridad y autoprotección para cumplir normas dictadas por las autoridades sanitarias y así poder conciliar en estos momentos los derechos de niños y adolescentes al descanso, al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas, con la protección de su salud y seguridad frente al Covid-19. Un protocolo que incluye acciones de protección tales como la desinfección diaria de las instalaciones, el mantenimiento de la distancia de seguridad, el lavado de manos, o la utilización de mascarillas. Igualmente, existe un seguimiento de los participantes por si presentaran síntomas y se ha reducido la ratio de las actividades y delimitado los espacios para contar con todas las garantías.