El alcalde de El Ejido, Francisco Góngora, junto al concejal de Agricultura, Manuel Gómez, y el presidente de la Junta Local de Balerma, Antonio Gómez, han visitado un invernadero con plantación de pepino propiedad de Juanjo Barranco, que está sufriendo la crisis de precios de este producto, ya que se está vendido en torno a los 0'17 euros el kilo, una cantidad que no cubre ni tan siquiera los costes de producción. Esta crisis de precios que padece el campo almeriense es consecuencia directa de las altas temperaturas que han provocado que haya una sobreproducción de en torno al 60%, que ha saturado de los mercados y desplomado el precio de esta hortaliza. “Una saturación que solo se soluciona con una mejor organización de la oferta y con la activación de medidas de gestión de crisis”, asevera Góngora.

El alcalde explica que “se trata de una situación coyuntural, pero que se está prolongando en el tiempo, y que se repite en nuestro modelo productivo por diversas circunstancias como la climatología, los excesos en la producción, la competencia de terceros países o por una oposición débil ante la gran distribución”. Ante estos escenarios coyunturales, Góngora apela a “la unidad de acción de todo el sector para poder superar crisis de precios y utilizar los mecanismos que existen desde el año 2009 para pagar y fijar un volumen de retirada del pepino a través de las OPFH y con los fondos europeos”. Por ello, insiste en que esta problemática requiere de “un acción conjunta” y que “tanto productores como comercializadores tomen conciencia de que hay que hacer uso de esta medida de retirada y no vender por debajo de los precios de producción”.

Para solventar la situación y lograr un equilibrio entre oferta y demanda se estima que es necesario que en estas fechas se proceda a retirar de los mercados aproximadamente un 30% de la producción. Y es que, como muchos agricultores del Poniente y de toda la provincia, Juanjo Barranco está teniendo importantes pérdidas económicas, con nula rentabilidad en su plantación de pepino ya que las cotizaciones mínimas están muy por debajo del coste de producción.