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Niños y tauromaquia veratense son palabras que no casan

Rubén García Felices Fotógrafo y periodista.


El toreo es una actividad popular en el sur de España, pero no tanto en el norte de la península. Y, aunque
la tauromaquia es cada vez más rechazada en nuestro país, España sigue siendo uno de los países que no
aplican las leyes de protección animal. En España se han desarrollado tanto a nivel estatal como
autonómico, siendo la norma estatal más reciente la Ley 7/2023, de 28 de marzo, de protección de los
derechos y el bienestar de los animales. Algunos aspectos clave de estas leyes incluyen: la prohibición de
acciones como el abuso físico y la realización de prácticas crueles, la minimización del sufrimiento en el
sacrificio de animales, la protección de los animales de la crueldad garantizando su bienestar, el castigo a
quienes abusan o maltratan animales, etcétera. La UNESCO declaró en 1980: “La tauromaquia es el
maltrato y banal arte de torturar y matar animales en público y según unas reglas. Traumatiza a los niños y
a los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza
la relación entre el hombre y el animal. En ello, constituye un desafío mayor a la moral, la educación, la
ciencia y la cultura”.
En Almería existen dos importantes colectivos implicados en la defensa de los toros: Asociación Antitaurina
de Almería “La tortura no es cultura” y Antitaurinas Vera. El primero fue fundado en 2011 por mi querido
amigo Luis Cantisani Ruiz (D. E. P. Abril de 1979 – junio de 2025), un hombre humano y valiente al que
tuve el placer de conocer y también de entrevistar para el periódico en el que colaboro hace unos tres años
y medio. Luis, presidente de esta asociación hasta el último día de su muerte, y convertido en todo un
referente del activismo antitaurino en nuestra provincia, dedicó su vida a la lucha por una Almería libre de
tauromaquia. Los que le conocimos de cerca ahora le echamos de menos, porque fue una persona
entrañable que se hizo querer y realmente hizo una labor titánica en el beneficio de los toros. El segundo
colectivo está gestionado por el alemán afincado en Vera Alfred Seif (nacido en Múnich en 1958), que se
encarga de coordinar a nivel local las actividades que realizan en defensa de los astados. Y esta es la
persona de la que voy a hablar en este momento, recuperando en cierto modo una entrevista no publicada
que me concedió el año pasado. Alfred es un psicoterapeuta, economista y político alemán jubilado, que
vive en Vera (Almería) desde hace casi 2 años. También es activista antitaurino y defensor del medio
ambiente y es el fundador del grupo de WhatsApp “Antitaurinas Vera”. Un grupo que, entre otras cosas,
lucha por preservar a los niños de la exposición a la violencia y al maltrato animal.
Su compromiso contra la tauromaquia comenzó un poco antes de trasladarse a este municipio, cuando ya
escribía sobre el tema en Facebook. Se mudó a Vera en julio de 2023, que fue cuando organizó la primera
manifestación contra las corridas de toros en esta ciudad, y poco después fundó “Antitaurinas Vera” con los
participantes de dicho evento. Desde el principio, su objetivo principal ha sido el concienciar a los
veratenses de la crueldad de las corridas de toros.
Antitaurinas Vera se muestra muy crítico con el Ayuntamiento de Vera, liderado actualmente por el alcalde
Alfonso García Ramos, por su caso omiso a las críticas de los ciudadanos que exigen prohibir la asistencia
a las corridas de toros a los menores de edad. Alfred no entiende cómo es posible que un municipio como
Vera, reconocido como “Ciudad Amiga de la Infancia” (CAI) por UNICEF España desde el año 2010, a
través de su ayuntamiento no haga ningún esfuerzo por reducir la asistencia de menores a sus eventos
taurinos. Él da por hecho que “los niños expuestos a escenas violentas son más propensos a
comportamientos agresivos y violentos en etapas posteriores de su vida”. Y comenta que en Andalucía no
existen restricciones de edad para asistir a estos eventos, sosteniendo que el Ayuntamiento de Vera, ni
ninguno otro, podrían prohibir el acceso a los menores, pero sí que estaría en sus manos el poder
sensibilizar a los padres para que no llevaran a sus hijos menores de edad a las corridas de toros.
Por esta razón, Antitaurinas Vera lleva dos años en una infatigable y meritoria lucha por la abolición de la
tauromaquia y pedir a los políticos la reducción de la exposición de los menores a la crueldad de las
corridas de toros. Libran una lucha casi anónima, no aparecen en los periódicos o en los medios, pero su
quehacer no es en vano. Publican sus textos y comentarios críticos y de concienciación ciudadana en los
grupos de Facebook de Vera y alrededores, al igual que lo hacen directamente en la página del FB del
Ayuntamiento de Vera cuando tienen lugar eventos como corridas de toros o actos propagandistas taurinos.
Además, en estas publicaciones, aclaran todos aquellos términos y expresiones varias que son mal
empleadas y usadas una y otra vez por los taurinos, como, por ejemplo: tradición, cultura, arte, el toro
bravo, la fiesta nacional, etcétera. Este grupo, por supuesto, también protesta asiduamente con pancartas y
carteles (como cualquier otra asociación antitaurina general) frente a la plaza de toros de Vera siempre que
allí se celebran corridas, normalmente dos veces al año. Su objetivo, llegar a cuanta más gente, mejor.
El activista hace hincapié en que “Vera, ‘Ciudad Amiga de la Infancia’, debería de garantizar los derechos
de los niños, ya que está violando lo que la Convención de la ONU reconoce sobre los Derechos del Niño
(CDN). Entre sus muchas acciones, Antitaurinas Vera destaca sus escritos a UNICEF España, organización
que defiende los derechos de la infancia, con alegatos al Ayuntamiento de Vera; y su petición a esta
Corporación, presentada por el PSOE el 30 de mayo del año pasado como último punto del orden del día
en un pleno, para que dicho ayuntamiento hiciera una campaña de concienciación a los padres de Vera de
los peligros que corren sus hijos cuando observan violencia sanguinaria en una plaza de toros. Aunque el
ayuntamiento no hace caso, afirman, y temen por los niños. “Algo que les parece contraproducente, porque

el 70% de los españoles rechaza tajantemente la tauromaquia y sólo el 8% de los ciudadanos de nuestro
país la acepta terminantemente (Estudio de la Fundación BBVA del año 2022: ‘Visión y Actitudes hacia los
Animales en la Sociedad Española’)”.
El lobby antitaurino es una realidad. Ya famosos españoles y de fuera como Jean-Claude Van Damme,
Alexandra Paul, Jorge Javier Vázquez, Irene Junquera, Dani Rovira o Alaska no se han mordido la lengua y
alguna que otra vez han mostrado su rechazo público a las corridas de toros, por lo que puede ser que se
haya abierto un nuevo y esperanzador escenario para que la defensa de los toros sea tajante y
argumentada. Cuantas más personalidades destacadas se pronuncien en contra de esta barbarie, más
impulso recibirá el movimiento antitaurino en España. Considero oportuno decir una frase de la célebre
pensadora Concepción Arenal (1820-1893): “En la plaza de toros hay una fiera, sí, pero no es el toro, sino
el público”. Personalmente creo que esta frase es totalmente cierta y, en el tema que nos ocupa, los niños
que también forman parte del público son las víctimas inocentes de la influencia de sus padres. Como
afirma Alfred, “el toro sólo actúa según instintos, sólo quiere sobrevivir. El atacante es siempre el hombre,
que lo hace por puro placer”. “En cuanto a los niños y niñas del público, éstos y éstas son víctimas de
padres y madres que no saben cómo educar a sus hijos, y que probablemente, su afición por los toros,
igualmente les fue impuesta a estos padres y madres cuando ellos y ellas también eran pequeños y
pequeñas. Incluso hoy en día, entre generaciones, la gente suele transmitirse tradiciones superfluas, que
en el caso de la tauromaquia es enormemente perjudicial”.
Las tradiciones se pueden cambiar, otras deben ser erradicadas. Por eso, me parece muy importante la
labor de estos dos hombres, Luis Cantisani y Alfred Seif, que tiene que trascender y ser apoyada por todos
los almerienses. Tal vez, algún día, el hombre aprenda a comportarse como un ser humano. Luis y Alfred lo
son hasta su última neurona.