Moisés S. Palmero Aranda
Educador ambiental
Si la climatología lo permite, esta semana estaré ocupado con tres acciones que giran
alrededor del voluntariado, y eso, en una sociedad cada vez más individualista y dependiente
del beneficio económico, es mucho decir.
No lo destaco por un ego personal, sino para visibilizar diferentes maneras de hacer
voluntariado y a mucha gente de nuestro alrededor que de forma silenciosa, desinteresada y
poco reconocida hace un gran esfuerzo personal por crear puentes, redes, conexiones para
demostrarnos la importancia, la fuerza de cada uno de nosotros para cambiar el mundo, el
más cercano, el que nos rodea y determina nuestra existencia.
La primera será con los alumnos del IES Las Marinas para realizar tres visitas a Punta Entinas y
celebrar el Día de las Aves Migratorias. No será la primera vez que lo hagamos, pero en esta
ocasión es gracias a la AMPA Torre de Cerrillos.
Puede parecer sencillo y de poca transcendencia, pero idear, organizarse con los profesores,
gestionar la burocracia de las ayudas municipales, y llevarlo a cabo, no es tarea fácil, y por
desgracia, a veces hasta desagradable. Porque una actividad, que solo pretende mostrar la
joya que ven desde las ventanas de su aula, se convierte en una yincana de problemas, trabas,
discusiones y críticas, que desmoralizan a cualquiera y no todo el mundo está dispuesto a
soportarla.
Por eso siento gran admiración por todas aquellas madres y padres voluntarios que se implican
en las AMPAS, que quieren ser parte activa y enriquecer la educación de sus hijos, crear una
comunidad educativa para que todas las familias se sientan acompañadas y facilitarle la labor a
los profesores para que puedan dedicarse a la docencia, a impartir conocimientos, a la tarea
para la que se formaron y se les contrata. El respeto, la tolerancia, la disciplina, la
responsabilidad, los modales y los valores sociales deben enseñarse en casa.
Otra de las acciones será una limpieza de playas junto al Faro del Sabinal. Los voluntarios, que
dedicarán parte de su tiempo de ocio, de descanso, serán los trabajadores y familiares de la
cooperativa Eurosol, que en su afán de crear comunidad, no solo dentro de la empresa, y
gracias a la Responsabilidad Social Corporativa, está apoyando numerosas iniciativas sociales,
culturales, deportivas y ambientales, entre ellas la Red de Observadores de Flamencos.
Tanto la empresa como los trabajadores, podrían dedicar sus recursos y su tiempo a otras
cosas, pero han decidido poner su granito de arena para conservar el bien común, para
aprender a mirarlo con otros ojos. Ese día, además de llevar a cabo una convivencia,
tendremos la ocasión, de mostrar la belleza del espacio protegido, de hablar de aves
migratorias, de analizar el problema de las basuras marinas, de los sistemas de gestión de
nuestros residuos, y de la necesidad de los pequeños gestos personales para minimizar los
impactos que genera nuestro estilo de vida.
Si las anteriores actividades me hacen ilusión, la tercera es la que más, porque es un proyecto
en el que colaboramos desde sus inicios, Voluntari@s UAL. Lleva una década en
funcionamiento, conectando a los estudiantes y trabajadores de la Universidad con las
diferentes entidades del tercer sector que necesitan del voluntariado para llevar a cabo sus
propósitos.
El objetivo del proyecto es que los estudios universitarios no sean solo parte del proceso
académico para conseguir una titulación que te abra las puertas del mercado laboral, sino que
sean, además, parte del proceso vital para adquirir otra serie de conocimientos, competencias,
habilidades, experiencias, aptitudes y, lo más importante, conciencia ante los problemas
sociales, y el compromiso, la implicación, para solucionarlos.
Las cifras, que podríamos extrapolar al resto de la sociedad, pueden parecer ridículas, porque
apenas el 1% de la comunidad universitaria participa en estas acciones. Sin embargo, gracias a
la constancia y al convencimiento de ser el camino a seguir, el proyecto va consolidándose
cada curso, aumentando tanto los participantes como las entidades adheridas.
Estoy convencido de que si se potenciasen, se invirtiese, en actividades de voluntariado, todas
las cifras que estamos dando esta semana en cuanto a salud mental, violencia de género,
xenofobia, pobreza, impactos ambientales, soledad y discriminación a las minorías, se
reducirían mucho, porque el voluntariado construye, transforma, reordena, acorta las
distancias entre nosotros, nos hace más humanos, creativos, generosos, empáticos, receptivos,
activos y felices.