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¡Ay, la Cueva de los Cuentos!

Moisés S. Palmero Aranda Educador ambiental


Fueron las Misiones Pedagógicas, durante la Segunda República, un proyecto que siempre me
ha parecido inspirador, transgresor, y con afán de transformar la realidad a través de la
cultura, de la escuela, de hacer libres a las personas a través del conocimiento. Esta iniciativa
gubernamental, en cinco años, del 31 al 36, organizó 196 circuitos, visitó 7.000 aldeas, creó
5.552 bibliotecas con más de 600.000 libros, y participaron unos 600 voluntarios, entre los que
había maestros, estudiantes, artistas e intelectuales.
Uno de esos jóvenes fue Federico García Lorca, que en ese proyecto dirigió La Barraca, un
grupo de teatro itinerante que representaba textos clásicos, y con el que, junto a sus
soñadores, ilusionados y esperanzados compañeros, buscaban perturbar, agitar, y remover las
conciencias de los olvidados, de los alejados de las ciudades, de los centros de poder, de los
que no tuvieron la oportunidad de aprender, para transformarlos en ciudadanos críticos,
participativos, invitándolos a leer, pensar, levantarse, rebelarse, opinar y reconducir el destino
que habían diseñado para ellos.
A veces para consolar mi desasosiego, mis derrotas, mi cansancio, me consuelo pensando que
soy heredero de esas ideas, que mi subconsciente, mi corazón, mis anhelos, me siguen
empujando hacia dónde la razón, la cabeza, el orgullo y el ego, no han sido capaces de ni
siquiera aproximarme. Es por eso que cuando encuentro a alguien que ha sido capaz de
reconocer sus sueños, su camino, e insistir, apostar, y pelear por ellos, solo puedo aplaudirlo y
apoyarlo en los difíciles momentos que están viviendo.
Estos días, un cúmulo de sensaciones, de vivencias, de casualidades, de señales, me ha hecho
dudar de la existencia de una fuerza que guía nuestros pasos. Comencé la semana en el CEIP
Federico García Lorca de Las Cabañuelas de Vícar, contando cuentos y siendo entrevistado por
sus alumnos en Radio Federico, el mismo día, con 125 años de diferencia, que nació el poeta.
Luego, en mi particular e itinerante Barraca de los Cuentos, conté, para un total de 750 niños,
en Huercal de Almería, Puerto Lope en Granada y El Ejido. Mientras hablaba de bosques, de
mares y océanos, de incendios y basuras marinas, me llegaba el susurro lejano de que, otra vez
en un pueblo de Granada, están a punto de repetir los mismos errores, porque quieren matar
la poesía, los cuentos, el arte, la literatura, el teatro.
Colorín Colorado gestiona la Cueva de los Cuentos, en Cullar. Son una familia de narradores,
artistas de la palabra, titiriteros de los cuentos, trovadores de espejismos, poetas de la
fantasía, cómicos de lo cotidiano, trotamundos que viajan con sus historias, su imaginación, su
creatividad en forma de Museo del Libro, por colegios y pueblos de España.
En la actualidad, coincidiendo, curiosamente, o no, con el vuelco electoral municipal, están
sufriendo las críticas injustificadas de un puñado de vecinos que vierten sus mentiras, sus
medias verdades, los olvidos interesados, en las redes sociales, intentando dividir al pueblo,

generar la duda, obligarlos a marcharse, a abandonar el proyecto que ha supuesto un soplo de
aire fresco para los niños, la cultura y el turismo.
Y casi lo consiguen. Por momentos, decidieron bajar los brazos, alejarse de donde no son
queridos, donde su trabajo, su arte, no son valorados. Pronto le llegaron ofertas apostando por
el proyecto, como la que llegó desde Cullar hace tres años, cuando tuvieron que abandonar la
Estación de los Cuentos de Serón, después de 13 años, porque el techo se desmoronó y no
hubo presupuesto para recuperarlo. Pero no los han dejado rendirse, y eso es lo más bonito de
esta historia.
Se ha creado una Plataforma vecinal para que se queden, apoyada por el AMPA del pueblo,
por docentes de las provincias limítrofes que confían en su propuesta, por el Geoparque de
Granada, que ha visto en este proyecto un faro desde dónde iluminar la comarca, por los
amantes de los cuentos, de las leyendas, de las palabras, del patrimonio inmaterial de los
pueblos.
Se ha convocado una manifestación de apoyo para un día después de que se constituyan los
nuevos ayuntamientos, con la única, y sana, intención de que se organice una reunión, un
diálogo, donde se aclaren los malentendidos, se descubran las cartas, se realicen propuestas,
se busquen soluciones si es que se desea y se coman perdices. Sin intermediarios, sin perfiles
anónimos cobardes, que denigran la democracia, malmeten, acusan, y provocan que las
cunetas y barrancos se llenen de cadáveres que nadie asume como suyos. ¡Ay, Carmela!, ¡Ay,
la Cueva!